Desde la pandemia, el teletrabajo ha pasado de ser una opción puntual a convertirse en una modalidad en muchas empresas. Aunque trae beneficios como flexibilidad, reducción de costes y aumento de productividad, también ha abierto nuevas puertas a uno de los mayores desafíos digitales de nuestro tiempo: la ciberseguridad.
Nuevas superficies de ataque
Cuando los empleados trabajan desde casa, las redes corporativas ya no son el único entorno digital de trabajo. Ahora también se usan redes Wi-Fi domésticas, dispositivos personales y aplicaciones no supervisadas. Esto amplía enormemente la superficie de ataque para los ciberdelincuentes.
Las amenazas más comunes en entornos de teletrabajo incluyen:
- Phishing: correos maliciosos que buscan engañar al empleado para robar credenciales.
- Malware: software dañino que puede infectar dispositivos menos protegidos.
- Accesos no autorizados: especialmente si se usan contraseñas débiles o se comparten dispositivos con otros miembros del hogar.
Retos para las empresas
Las empresas se enfrentan a varios retos al intentar proteger datos y sistemas en entornos de teletrabajo:
- Falta de control sobre el entorno del usuario: no todas las casas están preparadas con medidas básicas de seguridad informática.
- Desactualización de sistemas: muchos empleados usan equipos personales con software sin actualizar o sin antivirus.
- Debilidad en la autenticación: seguir utilizando solo contraseñas es un riesgo importante.
Cómo mitigar los riesgos
Afortunadamente, hay estrategias efectivas que pueden implementarse para reducir significativamente el riesgo:
- Políticas claras de ciberseguridad: establecer normas claras sobre el uso de dispositivos, contraseñas, VPNs y software permitido. Estas políticas deben ser comprensibles y accesibles para todos los empleados.
- Uso de redes privadas virtuales (VPN): las VPN cifran la información enviada desde el dispositivo del trabajador, añadiendo una capa de protección ante ataques externos.
- Autenticación multifactor (MFA): incorporar MFA para el acceso a plataformas y correos reduce enormemente el riesgo de accesos no autorizados, incluso si una contraseña se ve comprometida.
- Capacitación continua: muchas brechas de seguridad ocurren por errores humanos. Ofrecer formaciones periódicas sobre cómo identificar intentos de phishing y manejar información sensible es clave.
- Monitoreo y respuesta: contar con un equipo de TI que pueda monitorear accesos inusuales y responder rápidamente ante incidentes es fundamental para evitar daños mayores.
El teletrabajo llegó para quedarse, y con él, la necesidad urgente de reforzar la ciberseguridad. Proteger la información ya no es solo una tarea del departamento de TI: es una responsabilidad compartida entre la empresa y cada empleado. Con las herramientas adecuadas y una buena cultura de seguridad, es posible trabajar a distancia sin poner en riesgo los datos ni la reputación de la organización.
